miércoles, 28 de noviembre de 2018

10.Comenta el ámbito territorial y características de cada sistema de repoblación, así como sus causas y consecuencias. PREFERENTE.

Durante los siglos IX y X, los reyes astures incorporaron a su dominio la extensa cuenca del Duero, y por su parte los condes de Barcelona se anexionaron la comarca de Vic.
Ambos territorios se hallaban prácticamente desiertos, de ahí que la primera tarea a realizar fuera poblarlos y ponerlos en explotación.
Este proceso que tuvo una importancia excepcional en la España medieval, se conoce con el nombre de “repoblación”.
Para poner en marcha esta ingente obra se necesitaba la existencia de pobladores, y éstos escaseaban, por lo que en esta época se llevó a cabo con dos tipos de gentes: habitantes de las zonas montañosas que descendían a las llanuras, y mozárabes que emigraron desde Al-Ándalus.
Los privilegios eran muchos y variados como: libertad personal, exención de impuestos y prestaciones militares, permiso de comercio….
El sistema de repoblación puesto en práctica en estos siglos se denominó: “presura” o “aprisioen catalán….
Los repobladores que llegaban a un lugar tomaban posesión del mismo, organizaban los núcleos de población, delimitaban los términos y procedían a roturar los campos.
La repoblación podía ser dirigida por el propio monarca, que concedía entonces una “Carta de Población o Carta Puebla”, mediante la que se concedían los “Fueros” (1017, Alfonso V, se lo da a León…), o bien por nobles que recibían las tierras en pago a sus prestaciones militares, monjes para que fundaran nuevos monasterios o un grupo de campesinos libres, que entraban en posesión de pequeñas parcelas de tierra, alodios”
En general este sistema dio lugar a la aparición, sobre todo en Castilla, de numerosos pequeños propietarios agrupados en comunidades aldeanas: concilium, conventos o “Concejos”,  que dictaban los derechos y deberes de sus miembros, y administraban los bienes de posesión común: prados, montes, molinos, horno, zonas de barbecho, tipos de cultivo, turnos para el pasto de animales..
A partir del siglo XI, la necesidad de defender los territorios de los ataques musulmanes fortaleció a los nobles y los monjes, que poseían castillos y monasterios amurallados, donde los campesinos podían refugiarse.
Así pues, muchos de ellos se vieron obligados a ponerse bajo la protección de un señor, convirtiéndose en siervos…
En otras regiones, como Galicia, se constituyeron por el contrario, grandes propiedades…
El antiguo condado de Castilla se convirtió en reino con Fernando I, fusionándose con el de León, en el 1037, y sería durante el reinado de  su hijo, Alfonso VI, cuando se adoptaría el título de “Emperador de las tres religiones” o “Imperator totus Hispaniae”….
La conquista de Toledo permitió apuntalar la zona de retaguardia situada entre el Duero y el Sistema Central.
Esta región, prácticamente, desierta, tuvo que ser repoblada, concediendo a los que acudían al llamamiento amplias libertades y derechos, recogidos en una Carta o Fuero…
La repoblación de este territorio se caracterizó por la creación de poderosos “concejos”: Salamanca, Segovia, Ávila, Sepúlveda…, que eran cabeza de un extenso término o alfoz.
Estos núcleos eran auténticas “ciudades-fronteras”, pues su función básica era de tipo militar, ya que desde ellas se organizaban cabalgadas (razzias) contra los musulmanes…
Los problemas que planteó la conquista de Toledo fueron diferentes. Allí había una abundante población musulmana, a parte de los mozárabes y judíos.
A los musulmanes que permanecieron en la ciudad se les respetaron sus casas, propiedades y culto, pero los bienes de los que huyeron, fueron donados a los repobladores cristianos que llegaron a la urbe.
Fue por estos años de éxitos en el campo de batalla y de derrotas frente a los almorávides que surge una figura mítica, épica y legendaria, la del Cid, (caid).
Zaragoza caería al fin en manos cristianas en el 1118, gracias a Alfonso I el Batallador, quien logró tomar el valle del Ebro, en el que la población musulmana era muy densa, y que permaneció tras la conquista en sus lugares, excepto en el centro de los núcleos urbanos, que fue repartido a repobladores cristianos.
La región meridional de Aragón, próxima al Sistema Ibérico, fue organizada a base de “ciudades-fronteras”, con fueros y una función militar: Alcañiz, Calatayud, Daroca…; la repoblación de estas zonas se realizó por comunidades mozárabes procedentes de Al-Andalus.
No obstante, la presencia en la Península de los almohades, y las especiales condiciones de las regiones extremeña y manchega, obligaron a poner en práctica otros métodos de lucha, que tuvieron su protagonista en las Órdenes Militares: Santiago, 1170, Alcántara, 1156 y Calatrava, 1158,  que reflejan la perfecta simbiosis del espíritu religioso de la época y su mentalidad violenta y belicosa; sus miembros eran “monjes guerreros”, mitad monjes y mitad soldados…, los “miles Christi”, “soldados de Cristo”...
Por ello a los tres votos clásicos de pobreza, castidad y obediencia, sus miembros añadían un cuarto de “luchar contra los infieles en defensa de la fe”, como los muyahids islámicos…
La ocupación de Mallorca por Jaime I, motivó la repoblación de la isla con gentes venidas de Cataluña, creándose medias y pequeñas propiedades.
La conquista de Valencia fue mucho más laboriosa, y el sistema de repoblación varió mucho de unas áreas a otras: en el norte, la zona montañosa de Castellón, prácticamente abandonada por los musulmanes, las Órdenes Militares del Temple (cuyas reglas estableció, el predicador del Císter y de la Segunda Cruzada, San Bernardo de Claravall, con el fin de defender los Santos Lugares y  proteger a los peregrinos…) y del Hospital (ideada para la atención hospitalaria de los peregrinos…), recibieron extensas donaciones.
Por lo que respecta a las repoblaciones efectuadas por las conquistas de los reyes castellano-leoneses, Fernando III y su hijo, Alfonso X el Sabio, la actitud hacia la población musulmana dependió en buena medida de su resistencia a la expansión militar de los cristianos.
En general, los musulmanes fueron obligados a abandonar los núcleos urbanos, aceptándose en cambio, su presencia en los campos, excepto en el reino de Jaén.
Inmediatamente se procedió a efectuar un repartimiento de las tierras ganadas, origen del actual modelo latifundista andaluz.
La alta nobleza, las Órdenes Militares y la Iglesia, recibieron extensos “donadíos”, particularmente en Extremadura y en la región meridional de Andalucía, limítrofe con el reino granadino.
Al mismo tiempo se organizaron poderosos “concejos” en torno a las ciudades repartiéndose sus casas y las tierras de sus términos (los musulmanes fueron obligados a trasladarse a ellos, el “alfoz”), en función de la condición social de los repobladores, pues los caballeros recibían un “heredamiento” superior al de los “`peones”.
Los repobladores de Andalucía provenían sobre todo de la meseta norte.
En el reino de Murcia permaneció después de la reconquista cristiana una gran parte de sus antiguos habitantes musulmanes.
Los repobladores procedían tanto del reino castellano-leonés, como de la Corona de Aragón.
En las ciudades surgieron fuertes “concejos”, como el de Murcia, mientras que en la zona sur los nobles y las Órdenes Militares se instalaron sólidamente.
En el año 1264, la población mudéjar de Andalucía se sublevó, con lo que una vez sofocada la revuelta, gran parte de ellos se vieron forzados a emigrar hacia Granada o el norte de África, agravándose las condiciones de explotación de estas tierras.

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