miércoles, 28 de noviembre de 2018

8.Resume los cambios económicos, sociales y culturales introducidos por los musulmanes en Al Ándalus.PREFERENTE.

La Economía

La España musulmana supuso importantes cambios en el terreno económico. En la agricultura los musulmanes impulsaron la práctica del regadío, con novedades tan significativas como la noria, al tiempo que difundieron cultivos como los cítricos, el arroz, el algodón o el azafrán. 
Se cultivó también el esparto, el lino. No obstante, los cultivos principales de las tierras hispanas siguieron siendo los mismos que en la época romano-visigoda: los cereales, la vid y el olivo.
Las tierras cultivables estaban divididas en privadas >grandes latifundios, propiedad de los nobles godos que habían pactado con los conquistadores, <, y públicas >confiscadas por los conquistadores y luego distribuidas entre la aristocracia árabe<.
La mano de obra era suministrada básicamente por colonos, que cultivaban la tierra, en la mayoría de los casos, mediante un contrato de aparcería.
En la ganadería, el descenso de la cabaña porcina por la prohibición coránica, se compensó con el desarrollo del ganado ovino o equino. La apicultura vivió un desarrollo espectacular. Cabe destacar las famosas ovejas merinas de los benimerines.
En la minería sobresalió la extracción de plomo, cobre, cinabrio y oro, que se obtenía del lavado de diversos cursos fluviales.
La producción de manufacturas se desarrolló fuertemente, en especial la producción textil, en la que destacaron los brocados cordobeses >tiraz, los cordobanes, trabajos en cuero con piel de cabra curtida para la realización de zapatos, guantes, monturas o cofres; arquetas, botes y jarros en marfil, llevando el arte de la eboraria a su punto más álgido.
Los guadamecíes eran piel de carnero dorada y policromada, mientras que los damasquinados eran sedas con hilos de oro y plata.
Tapices, alfombras, las afamadas espadas y cuchillos de Toledo...; la marquetería o talla de la madera, los artesonados, taraceas….
Todos estos trabajos eran realizados de forma artesanal por las diferentes corporaciones de oficios, que trabajaban en pequeños talleres abiertos a la calle y en barrios especiales.
La cerámica de reflejos metálicos, con óxidos de manganeso y cobalto...; las armas, la fabricación de papel que salía de la primera fábrica que hubo en Europa, en Játiva, el vidrio, y el trabajo de las pieles y los metales preciosos tuvieron presencia en las ciudades de Al-Ándalus
La civilización islámica, al igual que la romana, fue una civilización urbana, refinada y cosmopolita, basada en una religión austera y sobria (Corán> recitación; islam> sumisión; musulmán> creyente...).
La ciudad o medina, era el centro de la vida musulmana, y además de las romanas, ellos fundaron Almería, Granada, Madrid, Calatayud, Tudela, con un plano de trazado irregular, un tanto caótico frente al equilibrado hipódamico de griegos y romanos.
En torno a una muralla con sus corachas y torres albarranas, las calles eran sinuosas, angostas, algunas sin salida, como los adarves..., con la mezquita mayor o aljama, en Córdoba, con un haram para unos cincuenta mil creyentes, y madrasa, el alcázar o palacio del califa, el zoco y la alcaicería en su zona central, y los arrabales alrededor...
Córdoba fue la más hermosa de todas las ciudades de Al Ándalus, el Nueva York de la época, tanto solo comparable en su esplendor y belleza a Bagdad o Bizancio: cien mil habitantes, quinientos mil con sus 21 arrabales situados a unos 20 kilómetros de distancia, a ocho esta Medina Azahara; ochenta mil tiendas, situadas en la planta baja de las casas de dos pisos y construidas en torno a un patio, como es tradicional en el área mediterránea, con huertos, baños y oratorio incluso...; mercado de libros y de esclavos; ochenta mil tiendas, baños públicos, hospitales, escuelas, trescientas mezquitas, aljibes, alcantarillado y alumbrado público.
En cuanto al comercio, actividad muy elogiada en los propios textos coránicos, se vio favorecido por la acuñación de dos tipos de monedas, el dinar de oro y el dírhem de plata, y por la densa red viaria heredada de tiempos romanos. El comercio interior se efectuaba en el zoco de las ciudades, donde ocupaban un puesto privilegiado los bazares, centros en los que se vendían productos de gran calidad. En los zocos también había alhóndigas, centros que servían para almacenar mercancías, así como para alojar a los comerciantes que venían de fuera.
Al-Ándalus mantuvo también un intenso comercio exterior, tanto con los restantes países islámicos como con la Europa cristiana. Exportaba, ante todo, productos agrícolas (aceite, azúcar, higos, uvas), minerales y tejidos, e importaba especias y productos de lujo del Próximo Oriente; pieles, metales, armas y esclavos de la Europa cristiana; y oro y esclavos negros procedentes del territorio africano de Sudán.
El interior, a través de las calzadas romanas también era muy intenso: los puertos de Pechina y Almería los más importantes.

La Sociedad.

En la cúspide de la sociedad andalusí estaba la aristocracia (jassa), en su mayor parte integrados por familias de origen árabe, aunque también figuraban en ella algunos linajes de ascendencia visigoda. Este grupo social poseía grandes dominios territoriales y la ocupaba los altos puestos en la administración. En el otro extremo de la sociedad se hallaban las clases populares (amma), formadas por artesanos modestos y labriegos.
También existió lo que podríamos denominar una clase media, formada esencialmente por los mercaderes, pequeños funcionarios, los profesionales, médicos, profesores, abogados, la burguesía o fania.
En Al-Ándalus había esclavos procedentes de Europa oriental y del centro de África. Hay que destacar, por último, la evidente situación de inferioridad que padecían las mujeres en con respecto a los hombres.

 EL LEGADO CULTURAL.

Al-Ándalus mantuvo un estrecho contacto con el resto del mundo musulmán, sobre todo a partir del siglo IX, lo que le permitió participar en la amplia recopilación de textos literarios, filosóficos y científicos que los estudiosos islámicos fueron recogiendo, tanto del mundo griego como del persa y del indio. Fue un eslabón entre la Cristiandad y el islam en palabras de Menéndez Pidal.
Los califas se preocuparon por el desarrollo de la cultura: Al Hakam II tenía la mejor biblioteca del mundo, en su época, con unos 400.000 volúmenes, y se hacía traer incluso libros del Próximo Oriente.
Para procurarse la amistad de Abderramán III, un emperador bizantino no encontró mejor regalo que un raro códice miniado que trataba de medicina.
Se realizaron numerosas traducciones de medicina, astronomía, geometría y lógica del griego, aritmética, álgebra, trigonometría y farmacología del hindú.
En Córdoba se hallaron en la época del esplendor califal los mejores matemáticos> Maslama, introductor del sistema de numeración de origen indio que terminó sustituyendo a la numeración romana; astrónomos,> Azarquiel, que perfeccionó el astrolabio y elaboró unas Tablas Toledanas, con la situación de los planetas y estrellas;  botánico> Ibn al Baytar;  filósofos, médicos o poetas de Europa.
También se publicó en Al Ándalus, la primera Aritmética Mercántil o el primer Libro de Agricultura de Europa.
La creación literaria alcanzó un gran desarrollo, sobre todo en el transcurso del siglo x, tanto en verso como en prosa. Ibn Hazem (994-1063) es uno de los poetas más conocidos de Al Ándalus, especialmente por su obra: El collar de la paloma. Ibn Jaldun (1332-1406) fue un importante historiador. Su obra es muy importante, siendo especialmente conocida su Introducción a la Historia Universal (Al-Muqaddimah).
En filosofía destaca Ibn Rusd (Averroes) (1126-1198), conocido ante todo por sus comentarios a la obra de Aristóteles. Averroes fue el autor clave para que la obra aristotélica llegara a la cultura de Europa Occidental, instando en sus obras a la conciliación de la razón y la fe.
También debemos destacar en este campo los nombres de Avicena o Maimónides> experto en farmacología y botánica, y judío de religión.
La cultura andalusí destacó sobre todo en el terreno científico. El contraste con el panorama que ofrecía en esas fechas la ciencia en el mundo cristiano es abrumador..
En el ámbito de las disciplinas científicas sobresalió la medicina, donde alcanzó gran fama Abulcasis el Tasrif ,(936-1013) , autor de una excepcional enciclopedia médica y quirúrgica que posteriormente sería traducida al latín.
Desde el punto de vista cultural algunos enclaves jugaron un papel predominante.
En Cataluña, el monasterio de Ripoll, durante los siglos X y XI, se especializó en el estudio y traducción de obras musulmanas de matemáticas y astronomía (recordar el Trivium y el Quadrivium> oratoria, retórica, dialéctica, aritmética, astronomía, geometría y música<. ).

En Castilla la labor más importante se realizaría en Toledo, durante la plena Edad Media, en su afamada Escuela de Traductores, formada por musulmanes, judíos y cristianos, que tradujeron al latín muchas obras capitales de la ciencia islámica. Fue un lugar de encuentro de intelectuales, que convivían en un gran ambiente de tolerancia y pluralismo ideológico; allí se tradujeron obras de los filósofos antes mencionados, y el álgebra de Al- Juwarizmi.


LA ARQUITECTURA MUSULMANA EN ESPAÑA: PALACIOS Y MEZQUITAS.

Aunque la arquitectura andalusí se asentó sobre la tradición romano-visigoda y aportó los elementos más típicos del mundo islámico: arcos, cubiertas y la rica ornamentación basada en motivos geométricos o de lacería,  vegetales o de ataurique, así como arabescos, la mezcla de ambos y epigráficos.
La gran mezquita de Córdoba es la obra emblemática de al-Ándalus. Su construcción comenzó a mediados del siglo VIII, en tiempos del emir Abd-al-Rahman I, y más tarde sería objeto de sucesivas ampliaciones. Las partes más brillantes datan del siglo X, sobre todo de tiempos del califa al-Hakam II, en cuya época se construyó el espectacular mihrab, caracterizado por la riqueza de los materiales empleados (en particular, los mármoles), por la original solución constructiva de las originales bóvedas de nervios y, finalmente, por la impresionante fantasía decorativa que lo acompaña.
Muy importante fue, asimismo, la impresionante ciudad-palacio de Madinat al-Zahra, edificada en tiempos de Abd-al-Rahman III. Para su construcción se trajeron materiales de diversos lugares, como el norte de África, de donde procedía el mármol. Madinat al-Zahra albergaba, en su parte superior, una serie de palacios; en la zona media, jardines y vergeles, y en la parte inferior, la mezquita mayor y las viviendas de los servidores de palacio. Desafortunadamente, durante la guerra civil que precedió a la desaparición del califato, Madinat al-Zahra fue destruida.

También hay buenos ejemplos del arte musulmán fuera de Córdoba, como la mezquita toledana de Bib al-Mardom, posteriormente convertida en la iglesia del Cristo de la Luz.
Otros ejemplos esenciales de la arquitectura en Al-Ándalus son el Palacio de la Aljafería en Zaragoza, del período taifa, la torres de la Giralda y del Oro en Sevilla, de tiempos almohades, y sobre todo, el palacio granadino de la Alhambra, obra cumbre de los nazaríes., magnífico ejemplo de palacio/ciudad, conjunto bellísimo, de jardines, patios y salones, donde el yeso, la cerámica y la naturaleza domesticada embriagan los sentidos...
Exponente de la potencia económica y el brillo cultural del reino nazarí , y sobre todo de dos de sus sultanes: Yusuf I y Mohamed V que construyeron sus zonas más hermosas dentro de  un recinto fortificado que reúne en un mismo conjunto, un palacio oficial con funciones administrativas, un palacio privado, la residencia del monarca y amplias zonas de ocio. La Alhambra sobresale por su fantasía ornamental así como la conjunción entre arquitectura y entorno natural. Todo eso fue lo que perdió Boabdil en 1492.

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